El aprendizaje es propio del hombre y está
presente desde que existe, interviniendo directamente y cumpliendo un papel
decisivo en su evolución, ya que fue la mejor herramienta que utilizo para
llegar al punto que ocupa hoy dentro de la especie. Esta premisa es compartida,
de una forma u otra, por los que estamos en el área de educación, en especial a
los que hacemos psicopedagogía.
Pero es importante hacer un párate y
analizarla nuevamente y ver como la estamos manejando en nuestro accionar
diario.
En este devenir en ser humano el
aprendizaje favoreció y/o facilitó el desarrollo de determinadas funciones para
ser usados o aplicados en el mundo que le tocaba vivir, que en forma directa
manifestaban necesidades o problemas que debían ser resueltos y así lograr la
mejor adaptación (al mejor estilo piagetiano, ni más ni menos), del mismo modo
que se da ahora.
Si los viéramos históricamente podemos
percatarnos que el hombre primitivo desarrollo la capacidad para la generación
y el uso de herramientas. Ante cada nueva situación fue aplicando los
aprendizajes adquiridos para resolverla, asoció lo conocido con lo nuevo,
dedujo o infirió posibilidades de allí dio un paso más en el proceso evolutivo
cuando pudo resolverlo, pero al mismo tiempo procuro la forma de trasmitirlo a
las nuevas y futuras generaciones, por lo tanto lo enseñó y lo pintó. Así
incorporo dos tipos de lenguajes el hablado y el grafico y así fue
estableciendo la cultura que en sí misma es la síntesis de los aprendizajes que
iba considerando válidos y útiles para la supervivencia (¿estaremos hablando de
aprendizajes significativos?).
En la edad media con el iluminismo o la
ilustración podemos distinguir como la función desarrollada por los
aprendizajes estaba puesta en otro lugar, porque la memoria fue la función que
estaba en usanza para que todos los legado del conocimiento sean trasmitidos en
forma fidedigna, al mismo tiempo tenían que aprender la escritura (la mano
pasaba a realizar trabajos con mayor coordinación) y los oficios, elementos que
sustentaban la vida social y estas habilidades debían ser aprendidas cuando a
menor edad mucho mejor para lograr la idoneidad y el perfeccionamiento de las
mismas.
Así podemos hacer una lectura sui generis y
decir que fue el aprendizaje quien marco la evolución del hombre a lo largo de
la historia. Porque cada etapa histórica primo una habilidad a ser
desarrollada, muchas de esas se fueron incorporando a nuestros patrones
genéticos. Visto de esta forma seriamos el producto de un largo y lento proceso
de aprendizaje
Así vemos como este proceso de interacción
del sujeto con el medio fue los modelos de aprendizaje y enseñanza y
básicamente las teorías subyacentes que lo sostenían.
¿A esta idea la tenemos clara como docentes
o como psicopedagogos? (¡como si los dos hicieran lo mismo!, pero si…
en algún momento del proceso de aprendizaje se encuentran y se confunden) ¿Nos
hemos planteado cuales son las funciones que hoy están activadas y
desarrolladas a la hora de aprender? ¿Cuál es el modelo de aprendizaje que hoy
permite la evolución del hombre?
Estas preguntas pueden abrir un abanico de
respuestas, y surge de la idea de cómo estamos evaluando a los sujetos
aprendientes, sea en el lugar que ocurra. En la actualidad, las pruebas (test,
evaluaciones) forman parte del entramado social en el que se desarrolla la vida
del hombre; estas acompañan al hombre durante una buena parte de su vida.
Normalmente, desde los primeros años de escolarización, los niños comienzan a
responder a estas que servirán para medir sus aptitudes intelectuales y su
potencial para el aprendizaje; se utilizarán también para certificar su
progreso y su nivel de conocimientos, así como para orientarlo vocacionalmente
en el futuro. Más tarde pueden abrir (o cerrar) las puertas a la enseñanza universitaria
y, una vez en el mercado laboral, ayudarán a decidir quién deberá cubrir un
determinado puesto de trabajo; además, los tests desempeñarán también un papel
importante a la hora de determinar si un sujeto está o no bien adaptado a su
entorno, si dispone de recursos suficientes para resolver los problemas que se
le plantean en su vida cotidiana o si, por el contrario, necesita algún tipo de
terapia para reforzar alguno de estos aspectos. Y estas pruebas en su mayoría
fueron generados para otro modelo de aprendizaje, que en su mayoría lo
aprendimos a usar y quizá no fueron nuevamente analizados y evaluadas a la luz
del hombre actual con su propio modelo de aprendizaje.
En el sujeto contemporáneo se están
activando funciones mas especificas generadas muchas de esas por el avance
tecnológico. La motricidad fina ya está centrada no en la coordinación para la
escritura sino para la precisión de oprimir un botón o una tecla, aun los
adultos poco a poco vamos dejando de lado la escritura manual para hacerlo todo
desde la computadora. El proceso de incorporación del lápiz como herramienta
fue reemplazado por el teclado, esto también afecto el concepto de lateralidad
dominante, porque ahora usamos los dedos de las dos manos para escribir, esto
indudablemente amplio el espectro cerebral.
El procesamiento de la información paso de
la etapa de la incorporación de datos (a repetir) a un proceso de previo
análisis con el objeto de seleccionar el contenido (como conocimiento) más
adecuado a los objetivos propuestos, aquí estamos usando otro proceso
intelectual que antes solo era destinado para otros niveles, tanto del
conocimiento como del académico.
La memoria como función de la inteligencia,
tan valorada en otro momento, día a día fue dejada de lado, porque los datos
que necesitamos almacenar están ya en la calculadora, en el chip, en el disco
rígido o en el pendrive. La memoria usada hoy día es la asociativa.
La coordinación viso-motora tan importante
a la hora de la lecto-escritura está en su mayor nivel de desarrollo por el uso
de los juegos electrónicos ya que para poder estar a la altura de los mismos
debe haber un buen aprendizaje de esta función.
Hoy estamos presenciando un sujeto con
otras capacidades desarrolladas que antes no se usaban, esto no quiere decir que
no estaban en nuestra constitución solo que estaban dormidas a la espera del
tiempo justo para activarse. Consecuentemente el modelo de sujeto de
aprendizaje es totalmente nuevo.
Consiguientemente es importante plantearnos
que debemos actualizar nuestras teorías, nuestras prácticas profesionales y
docentes en el mismo sentido de la evolución del hombre, pensando que nosotros
también estamos sujetos a este proceso evolutivo pero también con la convicción
que en esta época tenemos que dejar nuestras huellas.
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